La fruta y el exceso de fructosa

La Fructosa es el azúcar de la fruta y es el que más engorda y el que más aumenta los niveles de triglicéridos en sangre. Es especialmente perjudicial en las leucemias, en las patologías hepáticas y en la anemia. Es el antígeno de  los glóbulos rojos.

Cuando nos excedemos en la ingesta de fruta, como ahora en verano que hay gran variedad, pueden aparecernos una serie de trastornos en la salud: la causa es la fructosa.

Según un artículo académico de nutrición hospitalaria, la alta ingesta de fructosa tiene un impacto a nivel intestinal y hepático, asociándose a patologías como hígado graso no alcohólico y mala absorción de la fructosa.

La fructosa, a pesar de tener una nomenclatura similar a la glucosa, se absorbe más lentamente que la glucosa, aunque es captada y metabolizada de manera más rápida por el hígado. Su efecto estimulante sobre la liberación de la insulina es inferior al de la glucosa y su captación es independiente de esta.

Otros trastornos que nos produce el exceso de fructosa

En las últimas décadas el consumo de fructosa se ha incrementado con el exceso de fruta, especialmente en los niños. Y sobre todo a través de bebidas endulzadas y productos alimentarios con fructosa añadida.

El Dr. Robert Lustig descubrió en un estudio la ruta metabólica de la fructosa. La fructosa, en el estómago, se transforma en alcohol, que produce, cuando llega al hígado: el hígado graso, cirrosis hepática no alcohólica y/o síndrome de la resaca (las personas se despiertan con dolor de cabeza como si se hubieran excedido en el consumo de alcohol). También afecta al páncreas porque está relacionado con el estómago.

La fructosa produce resistencia a la insulina, lo que conduce a la diabetes. Asímismo, la fructosa nos afecta disminuyendo el nivel cerebral.

¿Por qué la fructosa produce obesidad?

La fructosa inhibe la grelina (producida por el estómago y el páncreas), que nos avisa cuando el cuerpo tiene apetito, y la leptina, que nos avisa cuando ya estamos saciados. La inhibición de la grelina y la leptina implica que tengamos sensación de hambre permanentemente. La fructosa también inhibe el triptófano, aminoácido precursor de la serotonina (las hormonas de la felicidad). Normalmente el triptófano se utiliza en las depresiones y, en este caso, como queda inhibida por la fructosa, nos produce depresión. Después de la ingesta de fruta, hacia los 30 minutos del consumo de fructosa, llega la tristeza, la falta de estímulos y el letargo.

Otro trastorno es el síndrome de la fermentación alcohólica de la fructosa, que da síntomas de embriaguez sin haber tomado ninguna bebida alcohólica.

La fruta produce enfriamiento y humedad en el cuerpo. La naturaleza produce más fruta en verano precisamente para que nos refresque, pero no es necesario excedernos. Su ingesta debe ser controlada.

La fruta es un dulce vacío porque solo tiene agua y fructosa. Su mejor alimento está en la piel y en las semillas, que es precisamente lo que no nos comemos. No nutre porque no entra en la célula. Lo que sí que, en ocasiones, la podemos utilizar como drenante para desintoxicar, aunque solo nos proporcionará alcohol, que es disolvente y dispersante, con lo que el hígado continuará sufriendo.

La energía de la fruta es dispersa y nos puede producir problemas de piel: dermatitis, sequedad e incluso psoriasis.

La fruta es yin, por lo que puede curar enfermedades yang. De todos modos, la mayoría de enfermedades son yin.

El Dr. Robert Lustig es un endocrinólogo pediátrico estadounidense, profesor de la Universidad de San Francisco, especializado en obesidad infantil. La investigación de Lustig examina el vínculo entre el consumo de fructosa y el desarrollo del síndrome metabólico que incluye: la diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedad cardiovascular, renal, enfermedad de hígado graso no alcohólico, obesidad, el fenómeno TOFI (delgado por fuera, gordo por dentro) y el síndrome metabólico.

En síntesis, la fructosa ataca al hígado y al cerebro.

Las Frutas y el Cáncer

Las personas se preguntan el por qué de la ausencia de frutas en la alimentación macrobiótica, y especialmente en el cáncer. La respuesta nos la da el Dr. Franco Berrino, Director del Departamento de Medicina Preventiva y Predictiva del Instituto Nacional del Cáncer de Milán; miembro de WCRF UK (World Cancer Research), forma parte de una red  global de organizaciones benéficas comprometidas en la prevención del cáncer. El Dr. Berrino es una persona que, además, ha estudiado la filosofía macrobiótica.

El Dr. Berrino nos dice que en nuestro cuerpo existe una sustancia indispensable, que nosotros fabricamos, que se  llama poliamina y que sirve para la multiplicación celular. Las frutas contienen poliaminas, y es evidente que en esta enfermedad no interesa aumentar esta multiplicación celular.

Él nos hace las siguientes recomendaciones:

  • No comer patatas, tomates, berenjenas ni frutas (naranjas,…), y especialmente no consumir ninguna fruta tropical.
  • Teniendo en cuenta que el cáncer es una enfermedad yin, nos aconseja comer cereales integrales como el mijo y el trigo sarraceno, porque son yang, pero el que más nos recomienda es el arroz redondo integral, porque tiene un gran equilibrio yinyang (el arroz redondo es más yang que el largo). También nos aconseja que comamos  pan integral.

Jarabe de Fructosa

Más peligroso para la salud que el exceso de fruta es el del jarabe de fructosa. El Jarabe de Fructosa es un  edulcorante líquido compuesto de una mezcla de fructosa y glucosa, altamente tóxico,  que produce obesidad,  diabetes y cáncer. Por ser más económico que el azúcar de caña y el de remolacha, es el que se utiliza actualmente  para la mayoría de bebidas comerciales y alimentos procesados.

Se conoce con el nombre HFCS (High Fructose Cron Syrup) y es el resultado de un proceso de refinado químico. No tiene nada en común con la fructosa de la fruta y el  organismo la considera como una sustancia extraña incapaz de metabolizar.

Hay que tener cuidado con los  alimentos ecológicos si llevan jarabe de maíz, pues es muy rico en fructosa, yin: expansiva.

 

Si quieres profundizar más, puedes leer los libros: Hablemos de Fibromialgia, yo la he ganado. Tú también puedes; De la Fibromialgia a la Salud; y Actuar en el Cáncer desde una visión Global. Los 3 libros pueden descargarse gratuitamente desde esta web.

 

¿Es saludable el Sushi?

El sushi es un plato japonés con una base de arroz aderezado con vinagre de arroz, azúcar y sal. Además, contiene otros ingredientes como el pescado, marisco, verduras (zanahoria, daikon, …) y algas (wakame, nori,…).

El sushi está muy de moda, especialmente entre adolescentes, pero si analizamos cada uno de sus componentes, nos hace comprender que, debido a sus aditivos, no es un alimento recomendable. Todos sus ingredientes parecen ser muy sanos, pero esto queda en entredicho.

Estudiamos sus ingredientes

Arroz: El arroz que se utiliza es blanco, por tanto es un carbohidrato refinado, no adecuado para las personas que quieran estar sanas y no engordar, ya que normalmente es fácil comerse hasta una docena de piezas de sushi (mejor no pasar de 8). Si los preparamos en casa, los podemos elaborar con arroz integral. Otro detalle del arroz es que en su cocción se utiliza azúcar. Y, como ya vimos en posts anteriores, sabemos que el azúcar es el alimento más cancerígeno. En la cocción del arroz sushi se utiliza 1 cucharada de azúcar por taza de arroz, pero recientemente estas proporciones de azúcar se han aumentado para hacerlos más gustosos. Además del azúcar, también hay sal en su cocción.

Pescado: El pescado es bueno para la salud, especialmente el pescado azul por su contneido en proteínas saludables y en ácidos grasos omega-3. No obstante, para cocinar los sushis, añaden gran cantidad de sal, lo que nos conduce a la hipertensión, problemas gástricos, retención de líquidos y problemas renales. El pescado debe ser anteriormente congelado durante varios días por el peligro de bacterias como la salmonella, vibrio vulnificus y la ingestión de parásitos como el anisakis.

Salsa de soja: Su gusto es delicioso porque va repleto de glutamato monosódico, un potenciador del sabor muy tóxico para la salud. Las salsas de soja saludables son la shoyu y la tamari, ambas de origen japonés.

¿Cuál es la mejor opción ante una bandeja variada de sushi?

La mejor opción es el sashimi sin salsa de soja, que es solo pescado crudo cortado en láminas que además, al ser solo pescado, es el más nutritivo en cuanto a proteínas. Si te interesa minimizar el contenido en mercurio, mejor escoge las gambas y el salmón. Otra opción es el niguiri, que es el sashimi sobre arroz. Esta opción es mucho mejor que los rolls. En cuanto a los vegetales y las hortalizas que se sirven para acompañar el sushi, procura añadirlas como guarnición. Para los vegetarianos, el sushi a base de verduras y algas es otra opción.

No podemos decir que son un alimento saludable y que no engordan. Sin embargo, podemos preparar alternativas más saludables en casa, evitando los ingredientes nocivos en función del análisis que acabamos de ver.

 

Recetas Macrobióticas: Coca de Cebolla

La alimentación macrobiótica no solo es es saludable y energética para cualquier persona, también puede ser muy apetitosa.

Hoy os propongo una receta de mi libro Recetas Macrobióticas para la Salud.  Una de mis ex-alumnas de los talleres y ex-fibromiálgica me ha comentado que esta coca le ha entusiasmado.

¡Deseo que a vosotros también os guste!

Coca Cebolla

Ingredientes que vas a necesitar:

  • 4 cebollas grandes
  • Una pizca de sal
  • Un puñado de semillas de sésamo
  • 1 cucharada sopera de orégano
  • 2 cucharadas soperas de aceitunas negras arrugadas
  • 1 bol de harina de espelta
  • 1/2 bol de agua tibia
  • 2 cucharadas soperas de salsa de soja tamari
  • 1/6 de bol de aceite de sésamo
  • 12 filetes de anchoa

Paso a paso de la elaboración:

  1. Se hace la masa con la harina, la sal, las semillas de sésamo, el agua y el aceite de sésamo. Hacemos una bola con una consistencia blanda como el “lóbulo de la oreja”. Se aplasta la bola para que nos quede fina, le damos la forma según el recipiente, y se pincha con un tenedor en varios sitios.
  2. Ponemos la masa en el horno durante 30 minutos a 100º.
  3. Mientras tanto cortamos las cebollas a medias lunas muy finas.
  4. Ponemos la cazuela a fuego medio con 3 cucharadas soperas de aceite de sésamo y cuando esté caliente echamos la cebolla y removemos. Cuando la cebolla esté cocida pondremos el orégano y removeremos.
  5. Abrimos el horno y ponemos sobre la masa la cebolla, y las aceitunas. Encima echaremos un chorrito de aceite y la salsa de soja.
  6. Volvemos a introducirla en el horno a 100ºC y esperaremos 15 minutos. Es ahora cuando usaremos como guarnición las anchoas, previamente lavadas para quitarles el exceso de sal, y aliñadas con un poquito de aceite de sésamo.

Ahora sí, ¡a disfrutar!

 

Recuerda, si quieres ampliar tu recetario macrobiótico, puedes descargar gratuitamente el libro Recetas Macrobióticas para la Salud desde mi web o adquirir el libro en papel desde aquí.