La impresión es un estímulo sobre nuestra condición, que se introduce en nosotros a través del plexo solar y de los cinco sentidos.
Para mejorar nuestra condición, hemos de poner conciencia en el viaje que realiza la impresión. Cada impresión que recibimos entra primero por el plexo solar, pasa a la mente (pensamiento), se identifica con el arquetipo, después pasa por el corazón (emoción) y por último nos lleva a la acción.
Las impresiones nos tienen que llegar a la conciencia para poder mejorar nuestra condición (la conciencia es la capacidad de autoreconocerse y reconocer, es portadora de luz propia).
Cuando la impresión llega a la mente, nosotros tenemos que dirigir la impresión; para ello tenemos que usar la atención y eso se hace sin esfuerzo e instantáneamente cuando interviene la conciencia.
Después la impresión, en su segundo paso, llega al corazón; nosotros tenemos que sentir la impresión, para ello es necesario el recuerdo de sí para poderla comprender.
Por último, la impresión comprendida nos lleva a la acción y para ello necesitaremos de la autoobservación para ver el resultado de la acción en nosotros y en los demás y las consecuencias de nuestros actos.
Hay impresiones que se estancan, a esto se le llama reacción mecánica. Por ejemplo, la impresión insulto puede quedarse en la mente y no continuar su proceso, porque se reacciona mecánicamente con un enfado, cuando no estamos conscientes. La impresión puede pasar de la mente a la emoción y sentir mucha mucha rabia porque no estamos conscientes.
La impresión puede que pase por la mente y la emoción, hasta llegar a la acción, pero si no hay conciencia, la acción puede ser una agresión mecánica (una bofetada, por ejemplo).
Cuando la impresión es muy fuerte, activa la conciencia; pero en la gran mayoría de los casos sólo eso y sin continuidad.
¿Qué es lo que impide que las impresiones lleguen a la conciencia? Son los defectos (pereza, codicia, lujuria, soberbia, ira, gula y envidia).
Si la impresión llega a la conciencia, no se pierde jamás porque ha pasado por el entendimiento, por la compresión y se llega a la acción con la máxima perfección para quedar almacenada en la conciencia. Ejemplo:
Si nos insultan, tenemos la impresión insulto, con una reacción inconsciente o consciente:
En la fibromialgia, muchas veces la impresión se queda en el corazón.
No hay continuidad hacia la acción.
Hemos visto cómo podemos reaccionar frente a la ira. El otro defecto que acompaña a la ira en la fibromialgia es la soberbia, que nos lleva al desprecio. El servicio y la sencillez nos ayudan a superarla.
¿Cuál es el defecto que nos impide hacer el trabajo bien hecho? Es la soberbia, que no acepta que nos corrijan. El valor de la humildad nos permite ver nuestros errores, nuestras dificultades… El humilde no gasta energía. Darse cuenta es el principio del cambio, pero primero hemos de comprender.