7ª historia de superación: tumor cerebral

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El testimonio de superación de Melissa Hatch es una muestra de valentía y deseo que sirva de motivación para todas aquellas personas que se encuentran en la misma situación. Ella misma nos explica su historia:

«Tenía puntos ciegos en mi visión y había perdido la vista de mi ojo derecho. Pasé del oftalmólogo al radiólogo y finalmente al neurocirujano, que ordenó una Resonancia Magnética, en la que apareció un tumor en el lóbulo izquierdo de mi cerebro. Era un astrocitoma y su única solución era la radiación, pero yo no quería ninguna guerra contra mi cerebro.

Vi la enfermedad como algo para captar mi atención, para que finalmente hiciera un balance de mi vida. Asumí la responsabilidad de mi propia curación. Para mí era muy extraño decir “no”, “voy a hacerlo a mi manera”, y esto es lo que le dije por teléfono al médico.

Dejé mi trabajo estresante y emocionalmente agotador. La curación se convirtió en mi ocupación a tiempo completo. Empecé la macrobiótica, que conocía desde hacía varios años. Asistí a una clase de cocina semanal, pero durante los tres primero meses perdí mucho peso y estaba alterada.

El yoga y la meditación me calmaron y me relajaron, y mi energía se recuperó lentamente.

Seis meses después de empezar la dieta macrobiótica me hice otra prueba y dije: “yo no veo nada”. Y al cabo de un rato mi doctor dijo: “yo tampoco, el tumor ha desaparecido”.

Ahora ya han pasado dos años y continuo con la macrobiótica, el yoga y la meditación.  Estoy eternamente agradecida.»

Melissa Hatch

 

Conoce otros testimonios de superación y los cambios que introdujeron en sus vidas en el libro Alimentación, energía vital en el Cáncer

6ª historia de superación

Este testimonio de superación es muy sorprendente, ya que es un médico clínico quien, a través de la Macrobiótica, un cambio integral de estilo de vida y de forma de pensar, superó un cáncer de páncreas cuyo pronóstico era muy desalentador.

Esta es la historia del Dr. Hugh Faulkner:

«Tenía 74 años cuando fui diagnosticado de cáncer terminal de páncreas. Me dieron 3 meses de vida. El doctor me aconsejó una operación inmediata, pero yo sabía que con o sin operación sólo viviría unos pocos meses.

Dispuesto a morir, me estaba preparando para ir a una residencia a las afueras de Londres, cuando un terapeuta de shiatsu me animó a probar la macrobiótica. En aquellos momentos yo me alimentaba a base de carne roja, pollo, muchos huevos, verduras, pasta blanca, azúcar, chocolates, dulces y varias tazas de café.

Empecé la dieta macrobiótica con arroz integral y otros cereales, algo de miso, alga wakame, umeboshi…

Bebía agua de manantial o té kukicha. No encontré la macrobiótica muy difícil, más bien era un reto nuevo e interesante . Lo más importante fue que empecé a sentirme mucho mejor después de tan solo dos o tres semanas. Al cabo de 2 meses Michio Kushi me recomendó hacer ejercicio regularmente, respirar aire puro, agua pura y semanalmente masaje shiatsu.

Ahora ya hace 15 años, y la macrobiótica se ha ha convertido en una de mis aficiones».

Descubre otros testimonios de superación relacionados con la alimentación macrobiótica en el libro Alimentación, energía vital en el Cáncer

 

Sopa miso con almejas

Las sopas de miso son un energético desayuno y entrante en las comidas. Si os pareció deliciosa la primera receta de sopa de miso, probad esta segunda versión y ya me contaréis 😉

La preparación que os propongo a continuación contiene, como ingrediente estrella, las almejas. Estas tienen valiosas propiedades nutricionales que, junto al miso, convertirán este plato en una magnífica opción, tanto para comenzar la jornada como al mediodía. Las almejas tienen un elevado contenido en zinc y en vitaminas del grupo B, sobre todo B12. Además son ricas en calcio y selenio (este último es muy importante en la depuración del hígado). Todo ello contribuye a aumentar nuestras defensas y remineralizar nuestro organismo.

Ingredientes:

  • Almejas: es aconsejable que las mujeres tomen aproximadamente 8 almejas y los hombres 12.
  • 1 puerro
  • 1 cm de alga wakame por persona remojada 2 minutos
  • Miso de cebada (mugi miso)
  • 1 bol de agua por persona
  • Cebollino para la guarnición

Preparación:

  • Lavamos las verduras.
  • Cortaremos la parte blanca y verde del puerro en láminas muy finas.
  • Cortaremos el cebollino a rodajitas, que añadiremos en crudo al final de la preparación de la sopa de miso para darle un toque yin.
  • Lavaremos las almejas o bien los mejillones y los pondremos en una cazuela con unas gotas de aceite de sésamo. Taparemos y con el fuego medio esperaremos a que se abran. Después los sacaremos de las conchas y los introduciremos en el último hervor de la sopa y apagaremos el fuego.
  • Pondremos a hervir el puerro y el alga wakame durante 2 minutos.
  • Pondremos 1/2 cucharada de postre de miso por persona para que la sopa no quede demasiado salada.
  • Echaremos por encima el cebollino como guarnición.

¡Deseo que disfrutéis de esta preparación!

5ª historia de superación

A veces un pronóstico fatal puede transformarse en una historia con final feliz. En esta situación muchas personas se resignarían, pero no es el caso de Gladys. Ella cambió sus hábitos de alimentación porque ya no tenía nada que perder. Hoy podemos decir que ¡lo superó!

 

«A finales de 1989, después de una gran bajada de energía y de peso, fui diagnosticada de tumores uterinos en torno al área del cérvix y de las trompas de Falopio. Insistí en saber la verdad porque soy un tipo de persona que necesito controlar la situación.

No fue posible la operación quirúrgica, dado que el tumor estaba asociado a los principales órganos vitales. El cirujano me comunicó y también informó a mi marido, que solo me quedaban un par de semanas o como máximo algunos meses de vida.

Me dijeron que el tiempo de supervivencia de este cáncer es de cuatro a seis meses. Me fui a casa para morir, pero mi marido, un día, trajo a casa un boletín informativo sobre Macrobiótica. El Dr. Ofei nos habló mucho de las propiedades de esta dieta y nuestra actitud fue que sería mejor que no hacer nada.
La alimentación consistió en 2 meses de arroz integral y después arroz con algo de vegetales. Once meses después me visité con el doctor que me diagnosticó. Él y otros médicos se sorprendieron de lo bien que me encontraba.

Ahora ya han pasado muchos años desde el diagnóstico y estoy muy agradecida al Dr. Ofei y especialmente a Michio Kushi (discípulo de Georges Ohsawa). Cuando me preguntan cómo me alimento y cómo me alimentaré les digo que voy a seguir comiendo macrobiótica, me parece deliciosa y muy saludable«.

 

Alimentación, energía vital en el Cáncer

Sopa de miso

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Los días de sol y playa han quedado atrás y el frío del otoño hace que las sopas y cremas sean un entrante ideal.  Este tipo de preparaciones aportarán calor a nuestro organismo y con la sopa de miso, además, estaremos incorporando un alimento-medicamento.

¿Cómo se prepara la sopa de miso?

Ingredientes por persona:

  • 1cm aproximado de alga wakame remojada (no
  • aprovecharemos el agua del remojo)
  • Agua, algo más de un cazo
  • 1/2 zanahoria mediana
  • 1 hoja de puerro (la parte blanca y la parte verde) o un trocito de cebolla cortada muy fina
  • Miso: mugi-miso de soja y cebada sin pasteurizar (1cucharada de postre)

Preparación:

  • Ponemos el agua a hervir.
  • Se remoja el alga wakame en agua fría durante 2 minutos y se corta a trocitos.
  • Cortamos las verduras muy finas.
  • Cuando el agua hierve echamos las verduras y el alga, y dejamos hervir 3 o 4 minutos. Seguidamente apagamos el fuego. Las verduras quedan al dente.
  • Diluimos el miso con un poco de caldo de la sopa y lo incorporamos a ella, una vez apagado el fuego.
  • Esperamos dos minutos para que el miso haga su movimiento rotativo y ya está lista.

Esta sopa es especialmente adecuada por sus propiedades, ya que el miso tiene un alto valor proteico (34%), es energético, antianémico y alcalinizante. Favorece la digestión y mejora la circulación. Es importante que no lo  tomemos pasteurizado. En caso de enfermedad se recomienda el mugi miso o miso de cebada, o también el Hatcho miso. Además, nos ayuda a repoblar la flora intestinal. Es un alimento que llamamos simbiótico porque contiene, a la vez, prebióticos y probióticos.  Asimismo, es rico en ácido linoléico y lecitina. Nos protege de las radiaciones electromagnéticas y nucleares. Nos ayuda a eliminar los elementos radioactivos del cuerpo. Es importante que no hierva nunca, ya que pierde las enzimas que contiene. Siempre se añade al final de las cocciones.

¡Feliz otoño!

Cuarta historia de superación

La macrobiótica fue el pilar fundamental en mi superación de la fibromialgia y síndrome de fatiga crónica. Años después, completamente inmersa y fascinada por las propiedades de esta alimentación, acudí a Cuisine et Santé, en Saint Gaudens, para conocer de primera mano las historias de superación de personas con cáncer. Todo esta experiencia quedó reflejada en mi tercer libro Alimentación, energía vital en el Cáncer.

El siguiente testimonio explica la historia de superación de un tumor cerebral. Es una historia intensa y un gran ejemplo que puede ayudar a generar esperanza a muchas personas.

«Estaba paralizado de mi parte izquierda debido a un tumor cerebral. No podía hablar. Mi familia, queriendo buscar una alterantiva a la cirugía, me llevó al centro macrobiótico Cuisine et Santé, en St.Gaudens, Francia. Cuando llegué no podía andar ni hablar. René Lévy me recomendó una dieta estricta, y después de 15 días ya podía contestar el teléfono. Comí sólo arroz, mijo, trigo sarraceno y alga hiziki, mañana, tarde y noche durante 9 meses.

La masticación fue muy importante, masticaba lo máximo posible. Bebía lo mínimo, un poco de miso disuelto en agua caliente o un poco de té kukicha de vez en cuando.

Me iba del centro y volvía, había avances y retrocesos. En Agosto de 1984 comencé a caminar nuevamente y en 1987 empecé a practicar Aikido (arte marcial japonés que busca neutralizar al adversario sin dañarlo. Forma a sus practicantes como promotores de la paz). Era una buena rehabilitación para mí, para coordinar mi parte izquierda y derecha, y restablecer el equilibrio. Practicaba 3 veces a la semana. Y es así como la macrobiótica cura lo más horrible con algo simple: se basa en la reflexión personal y el despertar de la conciencia.

Comiendo macrobiótica fabricamos una nueva sangre y damos a nuestro organismo la posibilidad de regenerarnos y curarnos»

Actualmente Briac Gautier disfruta de plena salud y colabora en Cuisine et Santé.

Besugos salvajes al horno

En estos últimos días la temperatura de otoño ya ha llegado. Es el momento ideal para empezar a elaborar recetas que contengan proteína animal, que nos aportará más energía yang, indicada para el frío. Por eso hoy os invito a preparar la siguiente receta: Besugos salvajes al horno.

Ingredientes:

  • 4 besugos individuales
  • 2 cucharadas soperas de tamari
  • 1 taza de agua
  • 2 cucharadas soperas de zumo de jengibre
  • 1 cucharada sopera de kuzu + 3 cucharadas soperas de agua para disolverlo

Preparación:

  • Sacamos las vísceras del pescado y los limpiamos sin mojarlos bajo el grifo, solo mojando nuestra mano y pasándola por encima de su piel.
  • Los marinaremos en la mezcla de tamari, agua y zumo de jengibre durante 10 minutos por cada lado.
  • Los untaremos con un poco de aceite de sésamo.
  • Los hornearemos a 100ºC.
  • Aprovecharemos el líquido de marinar añadiéndole el kuzu disuelto en un poquito de agua y llevándolo a ebullición hasta que espese un poco. Así tendremos una salsa para acompañarlos.
  • Este plato lo podemos acompañar con una guarnición de verduras en nituké.

¡Buen provecho!

Tercera historia de superación

Algunas historias pueden removernos especialmente, como el caso que hoy quiero compartir. Este es un relato de superación y, años atrás, por la experiencia personal que viví muy de cerca a través de un familiar, me hubiera gustado conocer antes a esta persona y descubrir cómo la macrobiótica es capaz de sanar y restablecer la salud, incluso con este tipo de cáncer tan agresivo.

La historia de Consuelo 

Consuelo López es enfermera y actualmente es experta en macrobiótica y en el arte japonés del Jin Shin Jyutsu. Logró sanarse de cáncer de ovarios gracias a a esta alimentación y a la disciplina oriental del arte de curar, energizando cuerpo, mente y espíritu.

En la Primera Jornada de Salud Consciente que se celebró el 16 de Junio de 2012 en Tarragona, Consuelo López y Óscar Paüls fueron ponentes junto conmigo. Ella nos contó:

“Tuve cáncer de ovarios siendo enfermera en ginecología. Entendí la salud como la salud integral. Actualmente ya han pasado 11 años y me he mantenido sana, sin ningún resfriado, sin casi ni un dolor. Si tengo alguna molestia, pongo las manos (según el Jin Shin Jyutsu) y desaparece.

Conocí a una doctora Naturista que me enseñó la sanación integral (mente, cuerpo y espíritu) y empecé a trabajar mediante este procedimiento de un modo físico, emocional y espiritual.

Del cáncer aprendí a cuidarme. Entendí que el alimento es fundamental porque es energía y el alimento ha de ser natural y con vida. Ha de ser integral.

Tenemos que cuidar bien los órganos porque dependen de lo que comemos. Por ejemplo, las legumbres para nuestros riñones.

Ahora vivo en el campo, cultivo los alimentos en mi huerto. Me alimento según la macrobiótica y me pongo las manos para armonizar todas mis energías, físicas, emocionales y mentales. En esto consiste el Jin Shin Jyutsu.

La macrobiótica y el Jin Shin Jyutsu forman una unidad en el cuidado de los flujos energéticos. Qué como y qué pienso es fundamental para la salud y el bienestar.

Nuestra sociedad está enferma y nos arrastra a una vida enferma. Tenemos que cambiar de vida.

Si tengo una reunión necesitaré fuerza y la conseguiré mediante una comida más yang de lo habitual. Hemos de conocer cómo se mueve la energía dentro de nosotros.

Somos energía, inteligencia y amor. En cuanto a la energía mental, venimos a trabajar la mente para entendernos. Nos aferramos a los pensamientos, pero tenemos que liberarnos de los pensamientos obsesivos para ser felices. No hemos venido a sufrir, hemos venido a ser felices, a realizar nuestros sueños, y tenemos todas las herramientas para conseguirlo”.

En otoño…¡paella!

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Con el descenso de las temperaturas y la llegada del otoño apetece que los platos comiencen a ser más elaborados.

La paella es un plato que puede adaptarse muy bien a la macrobiótica y, en función de los ingredientes que empleemos, puede convertirse en una comida muy completa y saludable.

Así que hoy os invito a preparar: Paella de marisco con algas.

Ingredientes para 3 personas:

  • 300 gr de arroz integral
  • 2 medidas de agua por cada medida de arroz
  • 1 cebolla roja picada fina
  • 1 puerro a rodajas finas
  • 1/2 calabacín
  • Perejil
  • Unas hebras de azafrán
  • 1/2 hoja de alga kombu
  • 1/2 hoja de alga wakame previamente remojada 2 minutos y cortada a trocitos
  • Un puñado de alga arame (previamente remojada 5 minutos)
    No aprovecharemos el agua de remojo de las algas.
  • 3 cucharadas soperas de aceite de sésamo
  • Un puñado de pescado de roca para hacer el “fumet”
  • 1 sepia de 150 gr sin tinta ni salsa, y cortada a trocitos
  • 3 gambas
  • 3 cigalas
  • 300 gr de mejillones
  • 200 gr de almejas
  • 2 cucharadas soperas de salsa tamari

Preparación:

  • Ponemos el agua a hervir en una cazuela
  • Lavamos el arroz y lo introducimos en el agua junto al alga kombu. Cuando vuelva a hervir, bajamos el fuego al
    mínimo, ponemos el difusor, lo tapamos y lo dejamos 40 minutos (5 minutos menos de su tiempo habitual).
  • Limpiamos el pescado y el marisco.
  • En la paella ponemos las 3 cucharadas soperas de aceite, esperamos a que se caliente y echamos la sepia. Cuando esté bastante blanda (clavamos un tenedor para comprobarlo) añadimos primero la cebolla 10  minutos y después el puerro, y los salteamos 10 minutos más.
  • Añadimos a la paella el calabacín cortado a cubitos pequeños y el alga arame, y los dejamos cocer 5 minutos
    más. Después añadimos el alga wakame y lo dejamos todo 2 minutos más.
  • En otra cazuela a parte, a fuego medio y con un poco de aceite, ponemos los mejillones y tapampos hasta que se abran, y añadimos las almejas y volvemos a tapar hasta que también se abran. Apagamos el fuego.  Dejamos los mejillones y las almejas con una sola concha y reservamos el jugo de su cocción.
  • Añadimos a la paella el arroz cocido y removemos a fuego medio. A continuación colocaremos las gambas y los escamarlanes, vertemos en la paella 250 c.c (1 vaso) de “fumet” hirviendo, el jugo de la cocción de las almejas y mejillones y ponemos las hebras de azafrán.
  • Transcurridos 5 minutos apagamos el fuego, rociamos la paella con tamari (2 cucharadas soperas aproximadamente. Teniendo en cuenta la sal de las algas y la del marisco podremos más o menos salsa tamari). Adornamos la paella con los mejillones, las almejas y el perejil cortado fino. Las almejas favorecen la función del hígado.
  • ¡Ya podemos servir!

¡A disfrutar!