Cocinamos pan dulce Ohsawa

Si alguien está triste porque se acabaron las vacaciones, le animo a preparar el dulce sano del pan Ohsawa y ¡se animará!

Esta receta está indicada para personas que no tengan intolerancia al gluten, ya que la avena contiene gluten.

Ingredientes para su preparación:

  • 3 vasos de copos de avena
  • 3 vasos de zumo de manzana hecho en casa
  • Compota de 6 manzanas hecha en casa
  • 1/2 vaso de pasas de Corinto
  • Una pizca de canela en polvo
  • La ralladura de la piel de medio limón

¿Cómo lo preparamos?

  1. Mezclamos los copos con el zumo de manzana y las pasas y dejamos reposar durante 2 horas.
  2. Transcurrido el tiempo, mezclamos la compota, la canela y la ralladura de limón y lo incorporamos a la primera mezcla.
  3. En un molde de horno colocamos un trozo de papel vegetal de horno, extendemos la masa y bajamos la temperatura a 100ºC. Cuando esté tostado por fuera, muy tierno por dentro y con una consistencia suficiente para que se pueda cortar, ya estará el pan listo.

 

¡Buen provecho!

 

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Calabacines al horno

El calabacín es una verdura con un contenido calórico muy bajo, rico en fibra y sobre todo es una excelente fuente de vitaminas, minerales y oligoelementos.  Para las personas con problemas digestivos el calabacín cocido es muy recomendable.

Otro ingrediente presente en la receta que hoy vamos a cocinar es la seta shiitake. Este hongo de origen japonés está considerado un alimento-medicamento por sus propiedades energizantes, potenciadores del sistema inmunitario, mejora de la circulación, la hipertensión y las taquicardias. Ayuda a disminuir los niveles de colesterol, es diurética, antioxidante, antiinflamatoria, aconsejada para la artritis y las enfermedades cardiovasculares. Tiene un potente efecto anticancerígeno.

Además de la seta shiitake, otro alimento-medicamento que emplearemos en esta receta es el mugi miso.

Ahora sí, veamos qué ingredientes necesitamos y cómo preparar estos deliciosos calabacines al horno.

Ingredientes para 4 personas:

  • 4 calabacines cortados longitudinalmente
  • 4 setas shiitake cocidas y cortadas a láminas muy finas
  • 1+1/2 cucharada sopera de mugi miso
  • 3 cucharadas soperas de tahín
  • 1 cucharada sopera de albahaca fresca o 1/2 cucharada sopera de albahaca seca
  • 1 cucharada sopera de zumo concentrado de manzana
  • 2 cucharadas soperas de zumo de jengibre recién rallado

¿Cómo se prepara?

  1. Poner los calabacines partidos por la mitad dentro de una cazuela con un poco de agua y cocerlos tapados al vapor durante 5 minutos a fuego medio.
  2. Cuando cortemos los calabacines no cortaremos los extremos, no se desperdicia ni el cuello del calabacín ni la base.
  3. Desechamos las semillas de calabacín, rascando la pulpa.
  4. Mezclamos los demás ingredientes con un poco de agua caliente hasta obtener una consistencia cremosa.
  5. Poner esta mezcla encima de la pulpa de los calabacines y como guarnición las setas, y lo introducimos en el horno a 100ºC durante 10 minutos o más. Pinchamos con un tenedor para comprobar si están cocidos.
  6. Apagamos el horno y dejamos reposar unos instantes y ya estará listo para servir.

 

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Comidas preparadas, conservas, congelados y alimentos procesados

A menudo me preguntan: ¿Es igual de sano consumir legumbres en conserva que las cocidas en casa?

Ante todo, cuando hacemos la compra, es necesario que leamos los ingredientes indicados en los envases. La letra acostumbra a ser muy pequeña, por lo que a lo mejor necesitaremos ir a la compra con una lupa. Leer los ingredientes nos permitirá evitar la ingesta de sustancias nocivas e innecesarias como conservantes, colorantes, azúcares, espesantes y potenciadores del sabor, entre ellos el glutamato monosódico, que es MUY TÓXICO.

Por tanto, es importante saber alimentarse física y energéticamente. Los alimentos preparados, las conservas y los congelados desde el punto de vista físico parecen lo mismo, pero son un problema para la salud energética.

Cuando comemos una verdura fresca que se caracteriza por mantener sus moléculas de agua unidas, tiene un alto valor nutritivo, a causa de la energía que nos aporta.

Si comemos erróneamente podemos enfermar, por el hecho de que los órganos también tienen su parte energética y necesitan la vitalidad de los buenos alimentos para conservar la salud. Los astronautas no pueden vivir sanos durante mucho tiempo porque sus alimentos no contienen energía vital.

Un ejemplo lo tenemos en el arroz blanco y el arroz integral. Si los plantamos, del grano de arroz integral crecerá una planta, porque guarda su energía. Del grano de arroz blanco no crecerá nada, porque ya la ha perdido; es un alimento energéticamente muerto.

Los alimentos han de proporcionarnos vida. Si un alimento ya no es un medio vivo, sino que por su elaboración se convierte en un medio muerto (por la destrucción de su estructura biológica), entonces ya no nos alimentará. La consecuencia es el residuo que deja dentro del organismo. Nuestro cuerpo, en vez de recibir energía del alimento, ha de consumir una energía que no ha recibido para digerirlo.

La enfermedad es un desequilibrio de energía y se expresa en forma de síntomas.

En definitiva, cuando me preguntan si es igual de saludable consumir alimentos envasados -legumbres, verduras, …-, mi respuesta siempre es que no. No solo no es saludable sino que además nos resta vitalidad.

Salteado de col verde con tempeh, wakame y piñones

Esta semana os invito a preparar una sencilla y nutritiva receta. Todos los ingredientes son orgánicos y es apta para celíacos.

Ingredientes para 2 personas:

  • 1/2 col verde cortada muy fina
  • 2 cm de alga wakame remojada 2 minutos
  • 3 barritas de tempeh macerado con tamari cortadas a cubitos
  • 1 cucharada sopera de jugo de jengibre recién rallado
  • 2 cucharadas soperas de salsa de soja tamari
  • 1 cucharada sopera de aceite de sésamo
  • Unas gotas de aceite de sésamo tostado
  • 2 cucharadas soperas de piñones

Preparación:

  1. Lavar y tostar ligeramente los piñones.
  2. Calentar una sartén o cazuela grande y añadir el aceite de sésamo, la col y el tempeh. Saltear contínuamente a fuego medio-alto hasta que se reduzca su volumen (5 minutos aproximadamente).  Añadir el alga wakame troceada y saltear 2 minutos más. Añadir el jugo de jengibre, el tamari, el sésamo tostado y remover.
  3. Como guarnición, poner los piñones tostados y servir.

¡Buen provecho!

 

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Una historia de superación

Cuando conoces a personas que han superado el cáncer a través de la alimentación, sientes la necesidad de gritar a los 4 vientos que hay otra forma más humana de recuperar la salud y entiendes que la alimentación es la primera medicina.

En septiembre del 2011 asistí a un curso de cocina medicinal impartido por Christina Pirello. Ella es una americana defensora de los alimentos enteros y orgánicos, porque únicamente gracias a la macrobiótica, superó la leucemia.

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Testimonio de su curación:
A partir de los 14 años Christina empezó a suplementar su alimentación vegetariana con comida basura, y se fue engordando hasta alcanzar los 120kg. Con 26 años fue diagnosticada de una leucemia terminal y los médicos no le dieron ninguna esperanza con el tratamiento convencional. Le dijeron que viviría de 6 a 9 meses. Su madre se murió 6 meses antes de cáncer de colon.

Un compañero de trabajo le presentó al que sería su marido, Robert Pirello, experto en macrobiótica, que le enseñó a alimentarse de una forma saludable.

Al cabo de un mes la enfermedad empezó a remitir y a los 8 meses fue total. Pasó de los 120kg a pesar 60Kg. A los 14 meses del diagnóstico los médicos le encontraron anemia, pero ya no existía la leucemia. De esto hace 30 años.

Christina Pirello opina que las personas diagnosticadas de cáncer han de probar primero la macrobiótica y después valorar si es necesario hacer el tratamiento médico convencional.

Ella aconseja que:

  • Los 3 primeros meses la alimentación macrobiótica tiene que ser muy estricta para que la sangre se renueve totalmente. Vivir muy aislado, nada de diversión. Al principio odió el arroz integral, pero se dijo “eres tú o yo” y se acostumbró.
  • ”Los 6 primeros mese te curas más por lo que dejas de comer que por lo que comes, pero cuanto más arroz, mejor”. Hasta después de 5 años del diagnóstico no probó el chocolate.
  • También dijo que para una persona sana que desee mejorar es mucho más recomendable la macrobiótica que los ayunos y las limpiezas.
    En todo el proceso de curación Christina Pirello trabajó duro para superar todos los obstáculos que se presentaron. Desarrolló una amplia experiencia en macrobiótica y se dio cuenta que su vocación era ayudar a otras personas. Desde 1988 ha estado dando seminarios y conferencias en todo los Estados Unidos. Ganó un premio Emmy por su programa semanal de cocina en televisión, que se emite en más de 150 canales. Ella y su esposo Robert publican una revista bimensual llamada “Whole Foods Christina Cooks”. También juntos operan una agencia de viajes especializada en vacaciones sanas a destinos exóticos.

Christina ha escrito 5 libros de cocina e imparte clases como profesora de artes culinarias en la Universidad de Drexel en Philadelphia. Es miembro de la junta directiva del mercado agrícola y del AIVP (Asociación Internacional de Profesionales Culinarios). Tiene el Bachelor y el Master en Bellas Artes por la Universidad de Miami, y fue galardonada con un Master en Nutrición en la Universidad de Drexel, Philadelphia, en el 2003.

Este testimonio fue narrado por la misma Christina Pirello durante mi asistencia a un curso de cocina medicinal.

Si te apetece leer más historias de superación, tienes un capítulo final de testimonios en el libro Alimentación, energía vital en el cáncer.

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Falafels de sésamo

Antes de marchar de vacaciones, me gustaría compartir una receta que gusta mucho a los niños y la pueden tomar también las personas con celiaquía. Además, su preparación es muy sencilla y rápida: Falafels de sésamo.

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Ingredientes:

1 taza de garbanzos previamente cocidos junto con 1 cebolla cortada a medias lunas gruesas.

1 taza de gomasio en la proporción: 1 medida de sal por 18 medidas de sésamo.

2 ajos macerados con tamari (opcional).

Preparación:

∙ Triturar los garbanzos y las cebollas para formar un puré. Añadir el gomasio y los ajos picados.

∙ Hacer unas bolas, que podemos aplastar y dar forma con las manos.

∙ Rebozar cada falafel con sésamo antes de introducirlos en el horno.

∙ Se pueden hornear 15 minutos o bien en la sartén con un poco de aceite de sésamo.

Estos falafels son más gustosos  a los que habitualmente se preparan solo con garbanzos y esto se debe al sabor de las semillas de sésamo.

 

Espaguetis al pesto (receta macrobiótica)

 

Ahora que muchos niños y jóvenes están de vacaciones de Semana Santa, seguro que esta receta macrobiótica les va a encantar. ¿Quién dijo que la alimentación saludable está reñida con un sabor apetitoso? Mis nietos me piden esta receta una y otra vez. ¡Por algo será!

 

 

Ingredientes para 3-4 personas:

300 gr de espaguetis de espelta integral
Una pizca de sal marina

Ingredientes para la salsa pesto:

Albahaca fresca
Un poco de perejil
4 cucharadas soperas de aceite de sésamo
1/2 cucharada sopera de pasta de umeboshi
1 cucharada sopera de miso blanco
4 cucharadas soperas de polvo de almendras o de piñones tostados y triturados.
Un poco de agua según la consistencia deseada.
Guarnición: 2 cucharadas soperas de hojas de albahaca.

Preparación:
∙ Cocer los espaguetis unos 7 minutos con abundante agua hirviendo y una pizca de sal marina. Lavar con agua fría y escurrir.
∙ Lavar el perejil y la albahaca, eliminando los tronquitos.
∙ Mezclar y triturar todos los ingredientes de la salsa hasta conseguir una crema añadiendo un poquito de agua.
∙ Calentar los espaguetis con un poco de agua de cocción. Mezclarlos con la salsa pesto y servirlos esparciendo las hojas de albahaca.

¡Buen provecho!

 

La cocina alternativa (La Vanguardia)

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En el apartado «Tendencias» del diario La Vanguardia de este lunes 22 de febrero, se ha publicado el siguiente artículo, con motivo de la reciente publicación de mi último libro Recetas macrobióticas para la Salud.  Para mí es una gran sorpresa y alegría empezar la semana con la difusión de la importancia de la alimentación como pilar fundamental para la salud y para la superación de enfermedades crónicas como la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica, entre otras.

Podéis acceder a la noticia original desde la edición digital o bien leerla desde aquí.

 

Alimentación y enfermedad: grasas trans e hidratos de carbono refinados

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En las últimas entradas hemos hecho un recorrido por aquellos alimentos que conviene que evitemos si deseamos mejorar nuestra salud. Además del azúcar, lácteos y carne, en las siguientes líneas veremos qué son los aceites hidrogenados, por qué son tan nocivos y en qué alimentos los encontramos. Asímismo, descubriremos por qué debemos evitar el consumo de hidratos de carbono refinados.

Aceites Hidrogenados: Grasas Trans

Evitaremos las grasas saturadas de origen animal que se encuentran en los lácteos y carne, y también las grasas trans que se hallan en las margarinas y los aceites hidrogenados.

En relación a la margarina, el organismo tarda 5 años en eliminarla. Se adhiere a los vasos sanguíneos, pudiendo aumentar hasta un 53% el riesgo de enfermedades coronarias en mujeres, según un estudio médico reciente de la Universidad de Harvard.

En su origen era blanca, pero le añadieron un colorante amarillo para que se pareciera a la mantequilla. Es muy elevada en ácidos grasos transgénicos. Aumenta el colesterol. Disminuye el Sistema Inmunitario. Aumenta el riesgo de cáncer.

La margarina, está tan lejos de ser un producto natural que sólo cambiándole una molécula se convierte en un plástico. Es una grasa hidrogenada y por tanto “trans”, nuestro organismo no la reconoce.

En cuanto a los aceites hidrogenados, hemos de saber que se fabrican para prolongar la vida del aceite, la industria alimentaria los convierte en hidrogenados o parcialmente hidrogenados y con ello ya tenemos otro factor causante de cáncer.

Los aceites hidrogenados que usan los restaurantes y la mayoría de hogares, son muy inflamatorios y tóxicos.

El proceso de hidrogenación consiste en calentar el aceite en presencia de hidrógeno y de catalizadores metálicos. Con ello se consigue conservar el aceite más tiempo, pero a la vez se crean las grasas trans, que sólo salen en las etiquetas cuando se excede de 0,5 gr. por ración. Los fabricantes, para evitar que en sus alimentos salgan “grasas trans”, ajustan las raciones hasta los 0,5 gr. y así pueden anunciar: alimento libre de grasas trans. Estas porciones individuales equivalen a unos pocos bocados, pero pocos se conforman con tan poca cantidad, y consumen más raciones y por tanto, más grasa trans.

Con la hidrogenación del aceite, también se consigue la nada saludable grasa vegetal llamada margarina y otros compuestos.

Las grasas trans también son causa de enfermedades de corazón, de interrumpir los procesos metabólicos, de producir el típico “flotador” que presiona a los órganos y al corazón.

Las grasas trans afectan negativamente las funciones cerebrales, funciones glandulares (hormonas), el transporte de oxígeno, las funciones de la pared celular, y la operación del tracto digestivo. Además, están relacionadas directamente con el cáncer.

Nuestro organismo no reconoce las grasas trans, sólo reconoce el ácido graso y lo pone a trabajar.
Las Grasas Saturadas: suelen ser sólidas y de origen animal (mantecas), mientras que las insaturadas son generalmente líquidas y de origen vegetal (aceites). Cuidado con consumir productos que en los ingredientes ponga “aceite vegetal” porque no son aceites saludables como el de oliva o el de sésamo, sino que se trata de aceites no adecuados para la salud.

La grasa en exceso es una de las causas de enfermedades degenerativas, como las cardiopatías y el cáncer.

Las grasas más saludables son las que provienen de las semillas. Es aconsejable consumir mucho omega-3 (semillas de lino, de chía,…) y la mitad de omega-6 vegetal (semillas de sésamo). Y eliminar totalmente las grasas trans industriales.

Acrilamida

Cuando los alimentos que contienen almidón (patatas, harina de cereales, snacks salados…) son sometidos al proceso de freírlas a altas temperaturas, se forman las acrilamidas, que es otro cancerígeno.

Algunas patatas fritas industriales, para ser más apetitosas, les añaden azúcar, de esta manera se suman varios elementos cancerígenos: grasas trans, acrilamidas y azúcar. Deberían llamarse patatas cancerígenas.

 

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También suponen un problema los HIDRATOS DE CARBONO REFINADOS como la pasta, el pan blanco, la bollería y los pasteles, ya que se convierten rápidamente en glucosa y producen casi el mismo efecto que el azúcar.

Eliminación de la fibra

Si eliminamos la fibra de nuestros alimentos, perdemos el estímulo para la actividad muscular de la pared intestinal, disminuyendo de esta forma el flujo intestinal, con la consecuencia de la putrefacción de las proteínas y la fermentación de los hidratos de carbono. Al eliminar la fibra, eliminamos los prebióticos, y como consecuencia de ello, aumentamos las bacterias intestinales no saludables.

Existen más de 300 clases y un total de mil trillones de bacterias intestinales saludables viviendo en nuestro intestino. La función más importante de estas bacterias es crear enzimas madre, que se convierten en la fuente de nuestra energía vital.

Los prebióticos se encuentran en los alimentos integrales, son sustancias no digeribles que estimulan, selectivamente, el crecimiento de bacterias beneficiosas, impidiendo la proliferación de las bacterias patógenas en el tubo digestivos.

Los Hidratos de Carbono refinados, tal como nuestra sociedad actual los consume, son anti-alimentos, destructores de la salud física y mental del ser humano. En cambio los Hidratos de Carbono naturales, que los llamamos integrales, son indispensables y perfectos para la salud, y nuestro cuerpo trabaja plenamente. Son la principal fuente de energía para todas las actividades del organismo porque se transforman en glucosa de forma lenta, que se almacena para tener disponible constantemente. Sus grasas son asimiladas correctamente para convertirse también en glucosa.

Sin glucosa, las células de nuestro cuerpo, ni pueden cumplir sus funciones vitales como manufacturar las proteínas que construyen los músculos, ni las secreciones de enzimas y de otras sustancias que controlan los latidos del corazón, nuestra respiración, nuestra actividad cerebral y la expulsión de deshechos o toxinas de nuestro sistema.

El consumo de hidratos de carbono refinados es desastroso para las proteínas que, entonces, deben convertirse en glucosa y que no pueden servir para la construcción de tejidos. Además, sólo un 10% de las grasas pueden ser transformadas en glucosa, el 90% restante producen acidosis por acumulación de cuerpos cetónicos (compuestos químicos cuya función es dar energía al cerebro y al corazón en situaciones excepcionales).

Azúcar, el anti-alimento que nos enferma -2ª parte-

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En la primera parte de este post, que podéis leer aquí, comentamos los peligros del azúcar. Sin embargo, el azúcar no es el único dulce que nos enferma. Veamos a continuación qué otros dulces no nos convienen y por qué se consideran anti-alimentos perjudiciales para la salud.

 

La fructosa
La Fructosa es el azúcar de la fruta y es el que más engorda y el que más aumenta los niveles de triglicéridos en sangre. Es especialmente perjudicial en las leucemias, en las patologías hepáticas y en la anemia. Es el antígeno de los glóbulos rojos.
La fructosa no nos sirve como sustituto del azúcar porque no contiene ni vitaminas ni minerales.

 

Jarabe de fructosa derivado del maíz
El Jarabe de Fructosa es un edulcorante líquido compuesto de una mezcla de fructosa y glucosa, altamente tóxico, que produce obesidad, diabetes y cáncer. Por ser más económico que el azúcar de caña y el de remolacha, es el que se utiliza actualmente para la mayoría de bebidas comerciales y alimentos procesados.
Se conoce con el nombre HFCS (High Fructose Cron Syrup) y es el resultado de un proceso de refinado químico. No tiene nada en común con la fructosa de la fruta y el organismo la considera como una sustancia extraña incapaz de metabolizar.
Hay que tener cuidado con los alimentos ecológicos si llevan jarabe de maíz, pues es muy rico en fructosa, yin: expansiva.

 

Miel
La miel industrial se somete a la pasteurización, que elimina todos sus beneficios.
También contiene fibras de asbestos y contaminantes como berilio, vanadio, estroncio, oro y cromo.
La fructosa que contiene puede ser perjudicial para el hígado. No se puede dar miel a los niños menores de 1 año porque todavía no tienen las enzimas para metabolizarla.
La única miel con propiedades es la miel cruda, pero en el momento en el que la introducimos en alguna bebida caliente, pierde sus beneficios. En el cáncer se aconseja NO TOMAR NINGÚN TIPO DE MIEL.

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Evitar los productos light y los cero-azúcar
Existen estudios científicos sobre los alimentos light que demuestran que no reducen el peso sino que pueden llevar a aumentarlo, porque inhiben la secreción biliar, la digestión y las funciones excretoras. Las dietas bajas en grasas pueden elevar incluso el colesterol por la demanda de grasas en las células y tejidos, ya que el cuerpo tiene sus necesidades energéticas. Una dieta prolongada durante mucho tiempo puede también perjudicar los procesos metabólicos, hormonales y la función del hígado y de la vesícula.
En cuanto a los productos sin azúcar, el Aspartame es un edulcorante transgénico y muy tóxico, el más usado en los productos light. Es la causa de muerte en algunos niños diabéticos.
En el futuro habrá que tener mucho cuidado con la Stevia transgénica, porque contendrá sólo un azúcar de la stevia sin ninguna propiedad medicinal.

 

Las frutas
Las personas se preguntan el por qué de la ausencia de frutas en la alimentación macrobiótica, y especialmente en el cáncer. La respuesta nos la da el Dr. Franco Berrino, Director del Departamento de Medicina Preventiva y Predictiva del Instituto Nacional del Cáncer de Milán; miembro de WCRF UK (World Cancer Research), forma parte de una red global de organizaciones benéficas comprometidas en la prevención del cáncer. El Dr. Berrino es una persona que, además, ha estudiado la filosofía macrobiótica.
El Dr. Berrino nos dice que en nuestro cuerpo existe una sustancia indispensable, que nosotros fabricamos, que se llama poliamina y que sirve para la multiplicación celular. Las frutas contienen poliaminas, y es evidente que en esta enfermedad no interesa aumentar esta multiplicación celular.